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Los micronutrientes son las vitaminas, minerales, oligoelementos y ácidos grasos esenciales, así como los aminoácidos esenciales, probióticos y algunas hormonas, que contribuyen al normal funcionamiento del organismo.

La carencia de micronutrientes en nuestra alimentación se debe principalmente a que consumimos más alimentos ricos en azúcar y en grasas saturadas de calidad nutricional prácticamente nula, así como productos industriales menos ricos en micronutrientes debido a tratamientos como la esterilización, la ionización, el desnatado y el refinamiento.

También la densidad en micronutrientes de frutas y verduras ha disminuido debido al exceso de riego de los cultivos, utilización de fertilizantes, herbicidas y pesticidas, a la recolección de frutas y verduras antes de su maduración y a excesivos tratamientos de conservación.

Hay situaciones que requieren más aporte como el estrés y la polución, así como en determinadas circunstancias: embarazo, crecimiento, deporte, dietas de adelgazamiento o dietas vegetarianas muy estrictas, alimentación desequilibrada, ciertas patologías crónicas, la toma de medicamentos, la edad, etc.

Si la situación de déficit perdura, la carencia de micronutrientes nos llevará desde una sintomatología funcional hacia la aparición de ciertas enfermedades: patología cardiovascular, diabetes, enfermedades inflamatorias, infecciones, cáncer….

Nutricio

Además de conseguir un equilibrio nutricional con el conjunto de vitaminas y oligoelementos, destacaremos como básicos:

1º El hierro (es necesario para el macrófago de la célula para fagocitar les substancias tóxicas).

2º La vitamina D, que actúa como una verdadera hormona en el equilibrio de la tensión arterial y del sistema músculo-esquelético.

3º El ecosistema intestinal gracias a las uniones estrechas del epitelio intestinal y a la flora intestinal que actúa en la digestión, y que se puede restablecer mediante los probióticos, cicatrizantes,..

Los síntomas y signos de alerta pueden ser muy variados: disminución de la energía física, disminución de la capacidad de coordinación, rampas y dolores musculares, fatiga ocular, vulnerabilidad al estrés, inestabilidad del humor, alteraciones del sueño, disminución de la líbido, infertilidad, infecciones de repetición, cicatrización lenta, piel seca, pérdida del cabello o uñas distróficas.

Es pues indispensable prestar atención a los signos de alerta de deficiencias nutricionales ya que pueden ser precursores de enfermedades más graves. Mejor aún, podemos actuar a nivel de prevención detectando las deficiencias antes de que aparezcan incluso los primeros signos.

Así pues, podremos equilibrar el sistema nervioso, el sistema digestivo, articulaciones, situaciones de estrés, falta de energía, etc. obteniendo un bienestar en general.

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